Los Hermanos de La Salle y su colegio en Isla (Cantabria) 1881-1920

La presencia de los Hermanos de La Salle en Cantabria se inició en Isla (1881), pueblo al que siguieron  Cóbreces (1882), Castro Urdiales y Anaz (1884), Terán, en el valle de Cabuérniga (1887) y Sagrado Corazón de Los Corrales de Buelna (1890).

Con posterioridad, ya en el siglo XX, se abrieron centros escolares en Santander (Círculo Católico, 1901), Riotuerto (1917), Santoña (1920), Colegio La Salle (1940), San Martín (1945) y Nueva Montaña (1957), en la capital de la provincia.


LOS HERMANOS DE LA SALLE
Y SU COLEGIO EN ISLA (Cantabria)   1881-1920

ISLA  pertenece al municipio cántabro de Arnuero, y se encuentra en la histórica comarca de Trasmiera. En época medieval formó parte de la Junta de las Siete Villas. El censo de 2008 le adjudica unos 700 habitantes, si bien esa cifra aumenta considerablemente en los meses de verano con la afluencia notable de visitantes y turistas.

La localidad de ISLA ha experimentado en las últimas décadas una importante transformación, y el turismo constituye su principal actividad económica. Playas tan hermosas como las de El Sable, La Arena, Arnadal, así como sus monumentos cargados de historia hacen de este bello rincón un lugar ideal para disfrutar de unas satisfactorias vacaciones estivales. El casco histórico de la villa fue declarado en 2004 Bien de Interés Cultura. Entre las edificaciones notables son de destacar: La iglesia de los Santos Julián y Basilisa, la casa-palacio de los Condes de Isla y algunas de sus torres de época medieval.
Casa-palacio de los Condes de Isla

Se trata de un entorno realmente grato para el paseo y la contemplación de las casonas blasonadas. Isla se encuentra tan solo a 50 kms. de distancia de la ciudad de Santander.

  *** La fundación de la Escuela de los Hermanos

Al decidido empeño del obispo titular de la diócesis, don Vicente Valero y Calvo, 


D. Vicente Valero y Calvo

se debe el funcionamiento temprano de hasta cuatro escuelas de los Hermanos, aunque se hundieron algunos otros proyectos en el camino; Santander, Ramales, Suances, Inogedo, Ampuero, Torrelavega. La lista prosigue. Afortunadamente hubo seis intentos que llegaron a buen término en tan solo nueve años: Isla (1881), Cóbreces (1882), Castro Urdiales y Anaz (1884), Terán, en el valle de Cabuérniga (1887) y Sagrado Corazón de Los Corrales de Buelna (1890), que hoy celebran los 125 años de existencia en la villa.

Con posterioridad, ya en el siglo XX, se abrieron centros escolares en Santander (Círculo Católico, 1901), Riotuerto (1917), Santoña (1920), Colegio La Salle (1940), San Martín (1945) y Nueva Montaña (1957), en la capital de la provincia.



El 8 de septiembre de 1881 inauguraban los Hermanos las actividades escolares con 3 clases y 110 chicos.  "El trabajo se comenzó con verdadera ilusión - escribió hace ya años el H.Saturnino Gallego –“, seguros de que se había puesto al fin buen pie en el Norte, y que la zona sería un excelente vivero de vocaciones religiosas, sitio fértil en novicios. El pueblo vibró con entusiasmo ante el esperanzador panorama que se abría ante sus ojos.

El promotor del establecimiento escolar de Isla - y de las otras cuatro escuelas primeras en Cantabria - fue, como se ha dicho ya, el obispo Vicente Calvo que, al decir del cronista, "tenía más entusiasmo que recursos, y más confianza en las circunstancias y en los hombres de la que puede tenerse, según la prudencia".
Había el mayor cuidado en la apertura de un primer Colegio en la capital de la diócesis. En carta al H.Superior General, Irlide (23 de junio de 1878) confesaba que "la fundación en esta ciudad es la más necesaria. No es la más hacedera, porque solo cuento para ella con mil duros efectivos, con esperanza de que el Ayuntamiento ceda un pedazo de terreno y con la de quienes contribuyan a plantearla y sostenerla, excitadas, y algunas ya conformes, ciertas personas piadosas de esta capital". E insistiría más tarde: "Bueno sería que viniera un Hermano de virtud y experiencia, con el cual, en vista de las poblaciones, medios reales, esperanzas y demás circunstancias, pudiera concertarse, si tal fuere la voluntad de Dios, y con la pausa y solidez conveniente, nuestro provechoso proyecto". Sería el H.Temperio quien se pondría inicialmente en contacto con el obispo Valero para ir dando los pasos deseados.

Desde luego, sorprende que teniendo los Superiores tantos ofrecimientos para la apertura de escuelas en la Península, aceptaran tan tempranamente este de Isla. Sin embargo hay textos que quitan la sorpresa. Con fecha 9 de febrero de 1882 informaba el H.Justino María - provincial a la sazón: "España cuenta hoy con setenta y cuatro miembros, de los que veinticinco son españoles...Los Hermanos que vienen de Francia no pueden emplearse sino después, al menos, de un año...Las vocaciones nos han de venir del Norte y de Cataluña". Y añade el H.Claudio Gabriel ("La Obra Lasaliana en España"), a quien seguimos de cerca en este relato: "El anzuelo de Isla, por malo que fuese, llevaba un cebo muy codiciado: la posibilidad de abrir allí un Noviciado”. El 24 de abril de 1878, había comunicado el prelado santanderino al H.Superior General Irlide: "También le participo la fundación del Conde Isla Fernández, a quien he persuadido a la verdad con poco trabajo, porque es un excelente católico".

La base de la fundación eran unas Obras Pías de las que el Conde era patrono. Una de las necesidades primeras era la Casa para la Comunidad. "Yo tengo - relataba el Conde al señor Obispo - una próxima a la escuela, excelentemente situada, de muy buena fábrica... Tengo también unas tierras contiguas que pudieran servir de huerta a los Hermanos, inmediatas a la casa. Convendría que vinieran los Hermanos antes al pueblo, no vengan luego diciendo que esta es una pobre aldea, muy escasa de recursos, de dificultosas comunicaciones...y que en otras partes podrían trabajar con más fruto y mayores ventajas".

Ya antes, el H.Superior había confesado al obispo Calvo y Valero que "mucho me alegraría de que pudiera conseguirse que el pueblo de Isla y sus inmediatos llegaran a disfrutar de nuestras fundaciones, y que para cooperar a tan santo y cristiano objeto estaba pronto a hacer cuanto pudiera".

Como resultado de todo ello mandó al H.Temperio para que directamente y bien informado le comunicara cuanto hubiese. En efecto, con fecha 31 de agosto de 1878 le enviaba éste la siguiente misiva: "de conformidad con sus instrucciones llegué a Isla el 24 del corriente. La parroquia me pareció aislada. Las seiscientas almas que la componen viven diseminadas en muy extenso terreno montuoso. El casco en torno a la iglesia me parece que tendría de diez a doce fuegos. Los niños que han de frecuentar la escuela tienen que venir de lejos. Me han dicho que podría llegarse a  reunir de ochenta a cien". El informe iba acompañado de un plano hecho sobre el terreno. No debió quedar favorablemente dispuesto el H.Irlide porque anotó al margen del escrito: "establecimiento aplazado, poco importante, falto de recursos".

Lo que le hizo cambiar de parecer fue la idea de poner allí un noviciado. Hay en los Archivos Generales de los Hermanos en Roma una carta alborozada del conde de Isla dirigida al H.Superior: "Llegaron a esta los Hermanos felizmente en la tarde del día 6 (septiembre de 1881). Les esperábamos en Arnuero. Tanto el H. Director Amancis como los Hermanos Santiago y Fernando nos han gustado mucho. Son unos religiosos respetables, finos y bondadosos. Ayer se celebró la inauguración de la escuela, y hemos procurado solemnizarla del mejor modo posible....Hubo discursos de ocasión, en que se dieron albricias al pueblo, que tal fortuna merecía. Los vecinos se manifestaron muy complacidos, y dispusieron unas danzas al uso del país...” Como anécdota se añadía: "se habían preparado también unos fuegos artificiales que no se pudieron quemar por la pertinacia de la lluvia".Asimismo, el H.Amancis escribió por entonces  al H.Superior Irlide en estos términos: "El día 6 salimos para Isla. En Arnuero nos esperaban el señor Conde, el alcalde, el señor Cura y otras personas notables. Las campanas volteaban jubilosas. Fuimos primero a la iglesia, donde rezamos con devoción. Luego se nos ofrecieron caballos para llegar a Isla, pero preferimos ir a pie. Ayer viernes fuimos a visitar la antigua escuela. Es una especie de granero sin cielo raso ni piso. Vimos reunidos unos 70 niños y niñas bajo la guardia de un solo maestro."
Días después les visitaría el señor Obispo, que no había podido hacerse presente en la inauguración... El señor maestro había pasado a la escuela de los Hermanos los 64 niños que estaban hasta entonces bajo su cuidado.

Las crónicas de la Casa recuerdan agradecidos al señor conde de Isla. Se llamaba Joaquín, era de pequeña estatura, ojos vivos y andar despierto. Y sobre todo, piadoso y limosnero.  Quería mucho a los Hermanos, a los que convidaba a comer a su casa o les invitaba a comer con él al monte. Está enterrado en una de las capillas de la iglesia parroquial.

 

En una publicación interna de los Hermanos de La Salle del Distrito de Valladolid (Revista "Distrito"), el H.Carlos Cantalapiedra hace años publicó una interesante y acertada exposición de las obras de los lasalianos en Cantabria. En el trabajo dedicado al Colegio de Isla no faltan aportaciones de primera mano en sus entrevistas con los descendientes directos de don Joaquín, así como referencias históricas a algunos de sus antepasados más honorables, como fueron el arzobispo de Burgos, don Juan Fernández de Isla, nacido en 1638, y especialmente de uno de los grandes emprendedores  del siglo XVIII, el primer conde Isla, también llamado Juan Fernández, ennoblecido por la Corona por méritos insignes.La vivienda de la Comunidad era más bien pequeña. Tenía hermosas vistas, pues de un lado podían contemplar el monte cubierto de robles, encinas y castaños, y al oriente, el mar en toda su belleza.

Las clases eran tres. Los niños, generalmente pobres. La matrícula escolar alcanzó pronto el número de 110, cubierta por los niños del pueblo y sus aledaños. Tras el primer director, H.Amancis, dirigieron esta Casa los Hermanos León, Joaquín (portugués de nacimiento), Jeremías, Genadio, Sinfronio y Cirilo Bertrán, que fue quien la cerró en 1920, en vista de las irremediables condiciones económicas. 


Director del centro entre los años 1918 y 1920
El destino posterior de san Cirilo Bertrán fue Anaz, donde pasó tres años para después acabar dirigiendo en 1925 el Círculo Católico de Santander, y, como sabemos, acabó sus días entregando su vida al Señor en ocasión de la Revolución de octubre de 1934, en Turón, Asturias, junto a toda la Comunidad. Han sido elevados a los altares por Juan Pablo II el 21 de noviembre de 1999.

El pueblo de Isla quería mucho a los Hermanos, y sintió verdaderamente su despedida. Los siguió queriendo y recordando durante mucho tiempo, venerando con festividad especial  la fiesta de San Juan Bautista de La Salle, cuya estatua mantiene aún hoy en uno de los altares de la parroquia.


Hacia 1970 aún había una activa asociación de AA. que celebraba solemnemente la fiesta de san Juan Bautista de La Salle